13 junio, 2006

Garrapatas

Ayer cacé en la calle un ejemplo de sabiduría conformista muy propio del lugar donde vivo. Hablando de los políticos, y ante la sugerencia de la necesidad de cambiar a los gobernantes del Partido Popular –que ciertamente en los últimos años se han dedicado a destruir el territorio y a especular con oscuros proyectos inmobiliarios–, un mallorquín decía: «Pero en realidad, es mejor dejarlo como está. Los políticos son como garrapatas, y si se van las que ahora están gordas y tranquilas, vendrán otras con más hambre que tendremos que alimentar de nuevo».

Dudo que quien así hablaba fuera consciente de estar usando una imagen muy antigua. Es de Aristóteles en su Retórica II. 20 (1393b), aunque él la cuenta como fábula y se la atribuye a Esopo:

Esopo, hablando ante el pueblo de Samos a favor de un demagogo acusado de un crimen capital, les contó que en cierta ocasión una zorra, al cruzar un río, fue impulsada por la corriente a un agujero, del que no podía salir y donde sufría el ataque de numerosas garrapatas adheridas a su piel; un erizo que pasaba por allí, al verla, le preguntó si quería que le quitase las garrapatas; pero la zorra no se lo permitió; el erizo le preguntó el porqué y la zorra le respondió: «Estas garrapatas están ya cebadas y no me chupan nada más que un poco de sangre, pero si tú me las quitas, vendrán sobre mí otras muertas de hambre que se beberán el resto de mi sangre». Y bien, igual os ocurre a vosotros, samios; este demagogo no os hará más daño, pues ya se ha enriquecido; pero si le condenáis a muerte, le sucederán otros, aún pobres, que os robarán y se gastarán vuestros dineros públicos. (trad. de Juan Cascajero).

La fábula tiene escasa presencia en la tradición. Con todo, la hemos encontrado –modificada– en el emblema XXIX del Mikrokosmos (Amberes: de Jode, 1579). ¿Quién le iba a decir a este paisano mío que su expresión de conformismo estaba tan bien ilustrada con un hermoso grabado de Gèrard de Jode y unos versos latinos de Laurentius Haechtanus? Otra cosa sería discutir si mi paisano tiene razón o no; o, como también dirían en esta isla: «això són figues d'altre sostre».