10 octubre, 2006

Vulpecula reversa

Recorriendo las páginas de nuestros libros favoritos hemos reparado de pronto en este grabado. Es el emblema «Quidquid delirant Reges», de Henry Peacham, Minerva Britanna, Londres: Walter Dight, 1612, p. 62.

Está basado en Plutarco, De solertia animalium, Moralia 968F (pero aparecía en Eliano, Historia animalium, VI 24).
Los narradores de mitos dicen que Deucalión soltó desde el arca una paloma y que el hecho de que volviera a bordo fue prueba de que la tormenta continuaba, mientras que cuando desapareció volando fue prueba de que el tiempo se había calmado; pero todavía hoy los tracios, cuando se disponen a cruzar un río helado, utilizan un zorro a modo de indicador de la solidez del hielo. El zorro avanza despacio y aplica el oído al suelo; y si por el ruido percibe que la corriente fluye cerca de la capa de hielo, conjeturando que dicha capa no es profunda sino fina e insegura, se detiene y, si se le permite, da marcha atrás; mientras que si no oye ruido cruza confiado. (Plutarco, Sobre la inteligencia de los animales, 968F-969A)
Aquí, a la derecha del grabado vemos cómo uno de los turcos parece reproducir este gesto de escuchar el ruido del hielo porque, obviamente, la zorra está «congelada» entre el ir y el volver siguiendo fielmente la misma iconografía canina que expusimos hace meses en un artículo de nuestra Silva: «Canis reversus: Para la iconología del perro que corre».

Lo más estimulante del trabajo al que nos dedicamos es que pone a nuestro alcance esta cantidad de relaciones: un tapiz de imágenes y palabras que se abre cada vez con más facilidad a medida que tenemos indexados y listos para publicar tantos libros, citas, loci communes o hallazgos sorprendentes. Así, permítasenos añadir ahora esta «vulpecula reversa», descubierta bajo el mismo modelo del perro aquel que no sabíamos si iba o venía.