24 agosto, 2007

Johann Kreihing rinde homenaje a Saavedra Fajardo

El uso simbólico del sol para representar al rey, cargado de una clara —a veces también recóndita— intención ideológica, es abrumador en la iconografía monárquica de los siglos XVI, XVII y XVIII, en especial entre habsburgos y borbones. Para ver su recorrido emblemático basta hojear la sección «Makrokosmos» del Emblemata. Handbuch zur Sinnbildkunst des XVI und XVII Jahrunderts, de Henkel – Schöne (Stuttgart, 1967, 5-50), consultar nuestra Enciclopedia de emblemas españoles ilustrados (Madrid: Akal, 1999) o leer el excelente estudio de Víctor Mínguez, Los reyes solares. Iconografía astral de la monarquía hispánica (Castelló: Universitat Jaume I, 2001).
Uno de los conceptos que discuten los emblemistas políticos es la conveniencia de que el rey viaje por sus dominios, tanto para acercarse a los problemas como para que sus súbditos le sientan próximo. Así, el sol que cruza el cielo regalando luz y disipando las sombras proporciona una imagen obvia. El primer libro de emblemas español en que la encontramos es el de Saavedra Fajardo (Idea de un príncipe político cristiano, LXXXVI), con el mote Rebus adest (damos el grabado de la edición en francés de París, 1668, en el que puede observarse una curiosa errata del grabador).

Saavedra pudo inspirarse en el emblema VII de Jacobus a Bruck-Angermundt, Emblemata politica (Argentina: Jacobus ab Heyden / Colonia: Abraham Hogenberg, 1618), aunque no parece claro (ver abajo a la derecha).

Quizá sea una fuente más próxima este otro emblema (abajo), el 38 de Julius Zincgref, Emblematum ethico-politicorum centuria (1ª ed. 1591, pero usamos Heidelberg: Clemente Ammonius, 1666). Luego, Picinelli comentó la empresa de Saavedra en su famoso Mundus simbolicus (ver ahora la traducción al español de Eloy Gómez Bravo y Bárbara Skinfill en El Colegio de Michoacán). No son estos los motivos de esta nota.

Lo que sí nos parece claro es que el jesuita Johann Kreihing, en un libro de contenido político posterior al de Saavedra, Emblemata ethico-politica (Amberes: Jacobus Meirisius, 1661) siguió de cerca al español para un emblema de tema idéntico. Se trata, además, del primer emblema de la colección y hay una curiosa coincidencia que puede leerse como homenaje implícito de Kreihing a Saavedra (la imagen, a la derecha, está tomada de la ed. facs. de G. Richard Dimler, Turnhout: Brepols, 1999): Kreihing dedica su libro, con profundas y extensas expresiones de afecto y admiración en los preliminares, a Leopoldo Guillermo de Austria, personaje que solo aparece una vez en el libro de Saavedra, justamente en ese emblema. Cuando menos, nos llama la atención que el libro de Kreihing, dedicado con profusión y vehemencia a Leopoldo Guillermo, se abra con la imitación del único emblema de Saavedra Fajardo que habla del personaje.

El archiduque Leopoldo Guillermo de Austria (1614-1662) era el sobrino mayor de Felipe IV; tomó parte en algunas batallas de la Guerra de los Treinta Años (1639, 1641 y 1645-56) y fue durante casi un decenio (1647-1656) gobernador de los Países Bajos donde apoyó y favoreció en cuanto pudo a la Compañía de Jesús. Así lo introduce Saavedra en su texto:
Mas prudente, i valeroso se muestra en la ocasion presente el Señor Archiduque Leopoldo, que aunque se vè en Salefelt acometido de todas las fuerzas juntas de los enemigos mui superiores a las suyas, desprecia los peligros de su persona, i se mantiene con generosa constancia, conociendo que en aquel suceso consiste la salud del Imperio, y de la Augustisima Casa de Austria: siendo el primero en los peligros, i en las fatigas militares. (Idea de un príncipe... Milán, 1642, p. 647).
Entre 1639 y 1640 Leopoldo Guillermo consiguió batir en retirada a los suecos que ocupaban Bohemia, llevándolos hasta el río Weser. Por nuestra parte, nosotros acabamos de volver de Bohemia y aún estamos digiriendo el festín de imágenes, informaciones, paisajes, historia de aquella zona... Pero esto es harina de otro costal.

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