29 noviembre, 2011

La Ciudad de los Milagros


La ciudad de los milagros ha de ser, por supuesto, española. Fue la Barcelona de la novela homónima de Eduardo Mendoza, pero también podríamos llamar así a Bilbao, Valencia, Guadalajara, Santo Domingo de la Calzada, o la Ciudad de San Juan de Dios, cerca de Sevilla, o…


Recientemente contamos que delante del Centro Calvin de Budapest apareció un elefante indio ataviado de gala, con un trono por silla y un maharajá sentado en ella. Allí explicábamos el fenómeno como una suerte de singularidad espacio-temporal, pero ahora hemos dado con la clave exacta. El Blog del Urbanista Húngaro acaba de informar de que este vórtice espacio-temporal lo provocó el vendaval de la fecha 11:11:11, cosa que sólo ocurre una vez cada cien años. De hecho, la lotería española de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) celebró un sorteo extraordinario ese día, y para conmemorarlo endomingaron un elefante en el centro de Budapest.




¿Cuántas veces has dicho: algún día? Algún día voy a vivir cerca del mar. Algún día pasaré más tiempo con mis hijos. Un día de estos, conoceré nuevos mundos. Llegará el día en que leeré montañas de libros. Ese día es el 11 del 11 del 11. Porque la ONCE reparte un premio de 11.000.000 de euros, y 11 premios de 1.000.000 de euros. 11 del 11 del 11. Un sorteo único. El día que todos estábamos esperando.

Lugares de Budapest que muestra el vídeo. Desplazad el ratón por encima de los puntos para ver las fotos, o haced clic para ver el mapa de Google
Una casa victoriana típica de Londres se eleva al cielo entre los edificios gemelos del Ferrocarril Húngaro en la calle Kerepesi y sale volando por encima del Castillo de Buda. Una locomotora de vapor de cien años parte de la Estación del Este. El mísero empleado del Centro Calvin es invitado a subir a la silla-trono del maharajá en el elefante. En la Isla Margarita una montaña de libros se alza sobre la torre de agua (que justo ahora cumple cien años). A los pies de Buda, en el Puente de las Cadenas, una noria gigante asusta a los flamencos rosas que huyen volando por encima de las ballenas y los barcos del Danubio. Exacto: la mayor ciudad de los milagros para los españoles es… Budapest.

Y para los chinos es Szentendre, la pequeña y preciosa ciudad bohemia, medieval y barroca, situada sobre el Danubio, pocos kilómetros al norte de Budapest. El siguiente vídeo, un clip de la famosa cantante mandopop Jolin Tsai (蔡依林 Cài Yīlín), se encuentra en la web I♥Szentendre. Sus vistas son de la plaza principal con la Casa de los Comerciantes, la Cruz de los Comerciantes, la Iglesia Blagovestenska, la colina del Castillo. — Y, sí, sin duda esto es Szentendre.




Por lo menos, uno así lo cree hasta que escucha la sorprendente letra:

陽光優雅地漫步旅店的草坪
人魚在石刻牆壁彈奏著豎琴
圓弧屋頂用拉丁式的黎明
顏色曖昧的勾引 我已經開始微醺
火紅的舞衣旋轉在綠蔭小徑
連腳步都佛朗明哥的聲音
懸在窗櫺 小酒瓶晃的輕輕
對著風溫柔回應 原來愛可以寂靜

馬德里不思議 突然的想念你
彩繪玻璃前的身影 只有孤單變濃郁
馬德里不思議 突然那麼想念你
我帶著愛抒情的遠行
Los rayos del sol juguetean en el césped del pequeño hotel
la sirena esculpida en la pared de piedra tañe su arpa
techos abovedados, amanecer al estilo latino, ambigua
seducción de colores; ya estoy un poco borracha;
vestida de rojo se adentra bailando en el sombrío callejón verde
el sonido del flamenco sigue sus pasos
una pequeña botella colocada en la ventana se mece con suavidad
respondiendo a los vientos: ¡el amor puede ser esta calma!

Madrid, increíblemente, de repente te he perdido
una silueta ante el espejo pintado: la soledad se hace más intensa
Madrid, increíblemente, de repente te echo tanto de menos
Te mando mi amor a través de esta canción.

La ciudad de los milagros, desde luego, es española. Madrid cambia el Manzanares por el Danubio. Madrid, también, ciudad de los milagros.

27 noviembre, 2011

Odesa, 1931



De las diapositivas en color que hizo Branson DeCou durante su viaje a Rusia en 1931 vimos ya las de Moscú y las de los dos antiguos complejos de palacios imperiales vecinos a Leningrado, Peterhof y Tsarskoe Selo. Tenemos también preparadas para publicar las imágenes de Leningrado. Pero antes echemos un vistazo a estas veintiún fotos del centro histórico de Odesa.

Las famosísimas escaleras de Acorazado Potemkin de Eisenstein (1925), seis años después, en otro ángulo

Hemos intentado colocar las imágenes en el mapa de Odesa de 1892  (una versión ampliada se puede ver aquí). Las localizaciones con puntos rojos son seguras, no tanto las de los puntos azules que, con todo, deben ser bastante aproximadas (las dos únicas del todo inciertas están indicadas en el pie de foto). En ellas se revela la ruta seguida por DeCou. Es probable que la iniciara en el puerto, donde esperan los autobuses para los turistas estadounidenses, o en el Hotel London situado un poco más arriba, donde también suelen estar. Subió (o bajó) las escaleras Potemkin, recorrió el paseo Primorsky que ofrece la mejor vista del mar, exploró el área alrededor de la plaza Yekaterina; desde la la Casa de la Ópera anduvo por el bulevar Deribasovsky (que toma el nombre del catalán José de Ribas, fundador de la ciudad) hasta el famoso Café Libman, luego giró a la izquierda y volvió hacia la Catedral, y antes o después visitó el Parque Alexander (por entonces ya Shevchenko) y la cercana Avenida Lanzheron.

DeCou u otro turista fotografía la parte sur del paseo Pritmorsky, en la plaza Duma, en frente del ayuntamiento



Ya que hemos empezado con la foto de un curioso escaparate, característico de aquella época, acabemos con otra tienda. Se trata de Inturist o Torgsin, de comercio en divisas, donde solo los extranjeros tienen derecho a comprar, y sólo con billetes de Torgsin adquiridos a cambio de divisa extranjera u oro. En El maestro y Margarita la llegada y alojamiento de Satán y su rehén está organizado por Inturist. Es interesante que el nombre latino Intourist esté escrito en cirílico, mientras el nombre ruso Torgsin (торговля с иностранцами, comercio con extranjeros) está en caracteres latinos, y el cochecito de niño delante de la puerta es idéntico al que cayó, seis años antes y cien metros más allá, por las escaleras Potemkin en el film de Eisenstein. Esta red de tiendas funcionó entre 1931 y 1936 en las ciudades turísticas. Incluso la famosa versión de la canción de los bajos fondos de Odessa, Murka la menciona: «Раньше ты носила туфли из Торгсина... – Antes llevabas zapatitos comprados en Torgsin...» Pero no pudimos averiguar dónde estaba exactamente. El gran resumen publicado en 2009 por Elena Osokina, Золото для индустриализации. Торгсин (Oro para la industrialización: Torgsin) —del que hablaremos más adelante— sólo menciona que estaba en el puerto, por eso la hemos colocado en el otro extremo, al norte del paseo Primorsky. Si alguien sabe la ubicación correcta, nos la puede comunicar. Lo mismo vale, por supuesto, para el resto de imágenes.

Bloque del famoso café Libman y la casa Rusov en Sadovaya. De la reciente devastación (2009) de esta última ya hemos dicho algo, y del café escribiremos en breve

25 noviembre, 2011

Ex libris



Ya hemos escrito que la ciudad de Lwów conserva buena memoria de los días en que en la panorámica Librería de la Amistad se encontraban libros de todos los países amigos. Pero Lwów fue también durante un tiempo capital del libro polaco. En tiempos de la Monarquía y entre las dos guerras mundiales se celebraban aquí regularmente exposiciones de libros y congresos de bibliófilos.

Exposición de libros del siglo XVI al XIX en la Casa Negra [ubicada en la plaza principal de Lwów] con motivo de la 3ª Reunión de la Asociación de Bibliófilos y Bibliotecarios de Polonia,
Mayo-junio de 1928. Cartel de Rudolf Mękicki (1887-1942)

Exposición de libros y obras de arte hebreos, Lwów, junio de 1928.
Cartel de Piotr Henryk Mund (1902-1960)

Exposición del libro polaco en el Palacio de Arte, mayo-junio de 1928. Cartel de
Anna Harland-Zajączkowska (1883-1930)

Las antaño magníficas bibliotecas de Lwów, de las que Witold Szolginia habla maravillado en los monumentales ocho volúmenes de Tamten Lwów —«Aquel Lwów»—, sus memorias de la historia de la ciudad escritas en los años 90, han volado hace ya mucho tiempo. Una parte de las grandes colecciones se consiguió salvar a tiempo y adecuadamente en Polonia, parte de lo que quedó pudo conservarse, pero sufriendo el maltrato que ha denunciado recientemente la prensa ucraniana. Podemos imaginar Lo que los nuevos inquilinos de las viviendas de los judíos deportados y de los polacos desplazados hicieron con los libros que se encontraron allá, escritos en una lengua que no entendían. Es significativo que la ciudad no tenga ni una librería de segunda mano. Solo pueden comprarse libros y otro tipo de impresos antiguos los sábados y domingos por la mañana en el mercadillo de la pequeña plaza que hay detrás del Museo del Ateísmo (hoy Museo de la Religión, ubicado en el antiguo convento de los dominicos). Ivan Fyodorov, el padre de la imprenta eslava oriental, que fundó en 1572 su imprenta en el monasterio basiliano de san Onofre, al norte de la ciudad, fuera de las murallas, aprieta contra sí con ansiedad la Biblia Ostrog que publicó en 1581, mientras con la otra mano nos muestra resignadamente el mercado: «he aquí todo lo que queda».







La mayor parte de los libros son publicaciones ucranianas de los años cincuenta y sesenta. Aquí hasta los libros rusos son un exotismo.





Los materiales más antiguos se venden bajo un panel de vidrio o envueltos en plástico, y en mostradores de anticuario donde los carteles de la gran guerra patriótica y los de la campaña antialcohólica de 1954 conviven cómodamente al lado de los retratos de Stepan Bandera y Michael Jackson.




Pero no se puede salir de un mercado de libros sin comprar algo. En primer lugar, nos fijamos en unas postales, solo para poner el negocio en marcha.




Si alguien fuera realmente feliz con ellas, estaríamos encantados de cederlas. Ya han pasado suficiente tiempo con nosotros.



Когда ты будешь жить в разлуке и ты не будешь знать меня, тогда возьми открытку в руки и вспомнишь кто любил тебя. – Черепановой Вере от Алцыбеевой НаташиCuando vivas sola y no sepas de mí, toma esta postal y acuérdate de quien te quería de verdad. - Para Vera Cherepanova de Natasha Altsybeyeva.



Esta postal recuerda mucho las fotos de Siberia de William Henry Jackson, especialmente de algunas que todavía no hemos publicado (aunque tenemos la intención de hacerlo).



Falkenberg (Marcos) a lo largo del Odera fue terriblemente afortunada: por unos pocos kilómetros no fue transferida a Polonia. Aunque parezca increíble, el Carlsburg Luftkurort, si bien algo reconstruido, todavía existe. Sólo este roble, de seiscientos años, se secó hace tiempo.


Pero las piezas más interesantes del lote son estos cuentos y leyendas de Ucrania, ilustrados a la manera de los grabados antiguos en la década de 1970 y 80. Compramos unos cuantos y los iremos publicando de uno en uno.


Y empezamos por este: uno realmente adecuado a esta entrada. Se trata de un catálogo de ex-libris de Lwów recogidos en 1969 de entre los libros de la biblioteca municipal. Muestran bien el estilo vivo y enérgico del grabado xilográfico que combinaba expresionismo alemán y constructivismo ruso con los motivos populares ucranianos, aunque un poco salpicado todo de una gestualidad años 60.


Los libros son espejo de la vida, y también los ex-libris. Aunque, según leemos en la introducción del catálogo, en Lwów se utilizaron ex-libris desde el siglo XVIII, no se nos muestra ninguno previo a 1944. Tampoco ninguno polaco, alemán, armenio ni judío. Prácticamente todos son de la década de 1960 y todos ucranianos.




22 noviembre, 2011

Naipes y literatura



Aunque Max Aub nació en París en 1903, al ser  su padre alemán y su madre judía francesa, llegó pronto a España, el lugar más a mano para escapar a los peligros de la Gran Guerra. Aub se convertiría en escritor español, pero la Guerra Civil lo devolvió a Francia. Tras ser denunciado en 1940 por el gobierno de Franco al gobierno colaboracionista de Pétain, fue deportado al campo de concentración de Djelfa, en Argelia. Con la aquiescencia de uno de los guardias huyó a México, donde vivió hasta su muerte en la colonia española con una cuádruple ciudadanía (alemana, francesa, española y mexicana). Allí compuso en 1962, junto con el pintor cubista catalán Jusep Torres Campalans —un rival de Picasso inventado por Aub cuatro años antes— un tipo genial de novela formada por ciento seis naipes. Las caras de los naipes las dibujó Campalans como una libre paráfrasis de la baraja francesa, y en en los dorsos se leen ciento seis cartas sobre el misterioso Máximo Ballesteros. Su compleja figura surge de estas ciento seis cartas diametralmente contradictorias. El jugador que primero da una imagen verosímil de su personalidad gana el juego.


Aub publicó este mazo con la ayuda de otro exiliado —éste una persona real—, el gallego Alejandro Finisterre (nomen est omen). Tiró sólo 300 ejemplares como regalo de Navidad para sus amigos, y desde entonces el precio de estos originales en la web va creciendo hasta muchos miles de euros. En estos días vuelve a estar en circulación, casi cincuenta años después, gracias a la labor de la editorial granadina Cuadernos del Vigía.


La novela escrita en forma de baraja nos recuerda otros juegos en los que naipes y literatura se encuentran sobre la misma mesa. La forma más simple es cuando las figuras de las cartas son personajes o autores literarios. El primer ejemplo que conocemos es una baraja de Hamburgo, de 1787, que se conserva en el Museo Peterhof de Cartas donde las figuras de los cuatro palos pertenecen a cuatro dramas de Shakespeare, Hamlet, El rey Lear, Macbeth y Enrique V.



La baraja de Pushkin fue diseñada por V. A. Mishin a petición de la prestigiosa editorial de naipes Piatnik para celebrar el bicentenario de Pushkin en 1999. Las cuatro sotas son: el mismo Pushkin (1799-1837) y sus contemporáneos Anton Delvig, compañero de secundaria; Aleksandr Griboedov, embajador de Rusia que fue linchado en Teherán y cuyo ¡Ay de Wit!, brillante sátira de la alta sociedad de Moscú, sigue siendo una de las obras más representadas en Rusia, y Petr Vyazemsky, magnífico poeta, amigo de Pushkin, cuyos versos también se citan en el Onegin. Las cuatro reinas lo fueron en el corazón de Pushkin: Natalya Goncharova, su esposa; Evdokiya Golitsyna, la «Princesa de la Noche»; Elizaveta Vorontsova, modelo de la Tatiana de Onegin, y Anna Kern, a quien escribió «el poema de amor más bello de la literatura rusa» (Я помню чудное мгновенье / Recuerdo un momento maravilloso...). Los cuatro reyes —qué otra cosa podrían ser— son los cuatro los zares Alejandro I (1801-1825) y Nicolás I (1825-1855) gobernantes durante la vida de Pushkin, y Boris Godunov (1598-1605) y Pedro I (1682-1725), héroes de su tragedia Boris Godunov y de su poema épico El jinete de bronce. Finalmente, los dos comodines son Pavel Voinovich Nashchokin, el mejor amigo de Pushkin, y el excéntrico conde Fedor Ivanovich Tolstoi llamado «El Americano», un rival de Pushkin cuya pasión por jugar a las cartas satirizó en el poema Para Chaadaev. Sólo esta reunión de figuras concretas y las relaciones establecidas entre ellas suscitan un sofisticado mundo, complejo social y literariamente, la Edad de Oro de Rusia para aquellos jugadores capaces de apreciarlo.



También apareció un juego de cartas, o mejor un dominó en forma de naipes, en 1937 con motivo del centenario de la muerte de Pushkin. Se ilustró con imágenes de sus héroes, y bajo de sus efigies se leen los versos más memorables que ellos evocan. Gracias a este dominó, y a tantas otras ayudas para la memoria de parecido tenor, estos versos salpican continuamente los lugares más inesperados de la literatura rusa contemporánea.


El dominó de Pushkin contó con un precedente en la obra «Dobchinsky y Bobchinsky» de 1882, que debe su nombre a dos figuras principales del Inspector General, de Gógol  —«dos pequeños hombres siempre curiosos, tan parecidos como dos huevos, ambos con un poco de tripita, ambos de hablar rápido y gesticulante»-. Las figuras de Gógol aparecían también en un juego de dominó. Si ampliáis la segunda imagen de abajo veréis el juego completo.




Sin embargo, la baraja más cercana a la novela de naipes de Max Aub es la que hizo el arquitecto y pintor esloveno Boris Kobe (1905-1981) en el campo de concentración de Dachau-Allach. Las cartas representan escenas cotidianas de la vida de los trabajadores forzados, con un énfasis en la crueldad de los kapos. A primera vista podríamos pensar que las tarjetas hechas a mano se hicieron para los escasos momentos de relajación en el campo. Sin embargo, la tarjeta número 21, que representa la bandera eslovena y dos soldados estadounidenses entre las ruinas humeantes del campo, muestra que la baraja se hizo solo después de la liberación del campo en abril de 1945. Y si es así, entonces los dibujos son una crónica de los sucesos del pasado para ser leída en un orden opcional, al igual que la novela de Aub, y utilizando el disciplinado formato de una baraja de cartas para estilizar y hacer representable del horror vivido.